SANTA CRUZ- Centro de niños desnutridos

Historia y misión


La localidad de San Carlos, en la región de Santa Cruz, se halla en la provincia Ichilo, que toma el nombre del río que atraviesa por su territorio.

En 1980, a invitación del padre Tito Solari, italiano y salesiano, que después de algunos años sería nombrado arzobispo de Cochabamba, llegan las Hermanas de la Providencia que aquí abren la primera comunidad en tierras bolivianas.

La comunidad inicia su misión en un pequeño hospital donde los pobres hallan curación y alivio a sus dolores. Con este servicio comienza también la formación humana y cristiana de la gente, sobre todo de las mamás.

La constatación de un gran número de niños desnutridos y de un elevado porcentaje de mortalidad infantil, casi nos ha “obligado” a construir un centro específico con 40 a 50 camas para estos niños. Los pequeños que tienen necesidad de un tratamiento particular, provienen del campo, de la selva y de la misma ciudad de Santa Cruz. Desde la fecha de la apertura hasta hoy han sido salvados de la muerte más de 3 mil niños.

Actualmente en el centro trabajan junto a las Hermanas otras personas contratadas y los voluntarios que vienen de Italia y de otros países.

Dirección:       Hermanas de la Providencia
                        Parroquia San Carlos
                        Casilla 463 – Santa Cruz, Bolivia
                        Tel. 00591-3-3220939


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Recuerdo de un amigo y hermano

En el periodo que ha precedido la canonización del Padre Luis Scrosoppi, las hermanas de la Providencia de Bolivia que se estaban preparando para celebrar la santidad de su Fundador, buscaban una persona que conociera bien el idioma italiano para traducir en castellano las obras del Padre Luis.

Los salesianos de la Parroquia, ayudaron a buscar un buen traductor en la persona del Señor Leonel Camacho, catedrático universitario que había estudiado en la Universidad Pontificia de San Tommaso de Aquino en Roma. Leonel, puso en seguida mano a la obra y mientras más conocía al Padre, más lo sentía en su corazón y su vida cambió completamente. En el año 2001, participó a la canonización del Padre Luis y, con gran entusiasmo acompaño el grupo de Bolivia, reafirmó su admiración por San Luis Scrosoppi y, él y su familia lo adoptaron como su santo protector y reforzó su compromiso de seguir apoyando el trabajo de las hermanas de la Providencia.

Al retorno de Roma, empezó junto con las hermanas, a dirigir y formar el grupo de los laicos Scrosoppianos de la familia de la Providencia. Quiso hablar de la vida del Padre también al grupo de los alumnos del SAR (salvamiento y rescate) de la Fuerza Aérea Boliviana y, en colaboración con el Capitán Guzmán, hizo construir un capitel con la estatua de San Luis porque sea venerado también en este lugar. Como grupo de los laicos de Bolivia, agradecemos a Dios por haber puesto en nuestro camino un verdadero testimonio del Evangelio.

         Con su ejemplo de vida nos ayudó a conocer y a comprender la vida y el espíritu de San Luis.

Con Leonel, hemos podido experimentar el amor y la misericordia de Dios. El nos contaba con tanta sencillez los hechos de la vida del Padre y nos animaba a vivir sus virtudes, sobre todo la caridad, el abandono y la confianza en la Providencia, a transmitir el carisma con orgullo y firmeza, a renunciar a nosotros mismos para que los demás sean felices, a no descuidar el rezo del santo rosario “porque es un arma potente”.

 Leonel llevaba consigo estampitas y medallas de padre Luis y hablaba de él a sus médicos, a las enfermeras, a sus estudiantes, colegas, taxistas y a cuantas personas conocía. Entre los años 2016-2017 la salud de Leonel empezó a decaer, pero esto no dejó que su fe decline. Hasta sus últimos días se sostuvo de la mano de Dios y de San Luis, lo que le permitió tener una fuerza admirable hasta el último momento de su vida cuando el 2 de mayo del 2018 el Señor lo llamó a su presencia. “Misión cumplida” fueron sus últimas palabras.          

Gracias don Leonel por todo el bien que has sembrado en cada uno de nosotros.
                                                                                                                                                         El grupo de los laicos scrosoppianos de Bolivia




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¡Me has conquistado Señor!

El 3 de febrero pasado pronuncié mis primeros votos, de castidad, pobreza y obediencia, en la Familia de las Hermanas de la Providencia, en Brasil.
Día en el que el Señor me consagró con un sello indeleble: EL AMOR…como decía el canto de entrada de la Eucaristía: un día, me has conquistado, Señor, y hoy en la Eucaristía viniste a sellar este amor. Con un beso a la cruz le dije: Daré mi vida por ti, y Jesús me respondió: yo te amé primero y di mi vida por ti.

Fue un momento verdaderamente muy profundo! Agradezco a Dios por haber contado conmigo para llevar adelante la misión según el carisma del padre Luis, nuestro Fundador. 
Me sentí muy amada a través de pequeños gestos de amor que he recibido da cada hermana.
Gracias por la unidad en la oración; continúen rezando por mi fidelidad a mi Divino Esposo Jesús.

                                                                                    Hna Tamiris

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Un llamado y una respuesta al Amor

El domingo 10 de febrero en la casa Provincial de Cochabamba en Bolivia, hemos vivido y acompañado con mucha alegría a nuestra novicia Leonarda Poma, que dio su sí al Señor, comprometiéndose a seguirlo y servirlo en su Iglesia, según el Carisma del Padre Luis .

La Celebración Eucarística en la Capilla San Marcos fue presidida por el párroco el Padre Mario Dealarcon, y otros dos sacerdotes Salesianos y con la presencia de familiares, amigos y conocidos.

Todos los que participaron de la Misa, han compartido el tradicional refresco boliviano, luego los familiares, las hermanas y los sacerdotes compartieron un almuerzo en la sencillez y fraternidad del encuentro.

Esta fiesta permanecerá en el corazón de la Hna Leonarda como un día inolvidable, porque fue vivido en la gratitud, con un nuevo empuje y entusiasmo para el seguimiento de Jesús en la familia del P. Luis.

Agradecemos de corazón a toda la Familia Religiosa por las oraciones y pidamos al Señor, que siga bendiciendo nuestra Familia Religiosa con nuevas vocaciones.

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Si conocieras el don de Dios

Si conocieras el don de Dios,Y quién es el que te dice:

Dame da beber; tú le pedirías, y él Te daría agua viva.              Jn. 4, 10

Agradezco al Señor con todo mi corazón, por darme la gracia de encontrarme en su camino, por darme a conocer su eterno amor y predilección por los pecadores, y hacer de mi pequeñez signo y testigo de redención para aquellos que Él mismo pondrá en mi camino. Agradezco a toda la Familia Religiosa, por la confianza y los gestos de unidad a través de las oraciones. A la Provincia Nuestra Señora Aparecida por haberme acogido, a las hermanas de la comunidad de formación, a las hermanas de la Casa Provincial y a las Madres de la Comunidad de Santa Terezinha, por el testimonio de unidad. Por todas las oportunidades de crecimiento, de autoconocimiento, de formación que me han brindado. Han sido cuatro años muy lindos, intensos y muy fecundos, que me ayudaron a discernir la voluntad del Señor para mi vida, e hizo posible que el 15 pronunciara mi Si al Él.

Ha sido un día bellísimo, y sentí como si cada una de mis hermanas en aquel momento me ofrecieran sobre el Altar al Padre con su Hijo para que juntos hagamos el camino del Santo Amor, y por este conduzcamos a aquellos que Él mismo nos encomienda a fin de no perder ninguno de los que Él ha predestinado a la santidad.

Y agradezco cada gesto de cariño y de unidad que me han manifestado a través de muchos medios. Nuestro Amado Esposo es fiel, pero les pido por caridad que continúen rezando por mi fidelidad y perseverancia en este camino de entrega, de amor y servicio en la misión a la que El me llama en la Comunidad de Santa Fe, Argentina.

                                                                                                                       Con cariño y reconocimiento Hna Sheron Miranda

A los agradecimientos de la hna. Sheron, nos unimos todas las hermanas de la Provincia San Luis.

Con alegría hemos vivido el primer Sí de Sheron Miranda en Sorochaba. Reconocemos que es un regalo de la Providencia a la Familia Religiosa y agradecemos a las hermanas de la Provincia Nuestra Señora Aparecida, en especial a quienes la recibieron, la formaron y brindaron todo lo necesario para comenzar su camino como hermana de la Providencia.

Es un gozo inmenso, para las hermanas de Uruguay, que después de 25 años, Dios extendió su misericordia, enviando una nueva vocación con el Sí de la Hna Sheron.

Sigamos firmes en la oración, trabajando por las vocaciones y haciendo lo posible para que el testimonio de una vida plena, serena y feliz, sea nuestro compromiso de cada día para quienes nos rodean.


                                                                                                                                                Con alegría Provincia San Luis



        
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“Ennumera, ennumera todas las gracias que el Señor te ha dado”

En el 2005 se realizó el primer encuentro interprovincial de junioras en Bolivia, en la Provincia San Luis. Catorce años más tarde, hemos tenido la gracia de volver a vivir otro encuentro interprovincial en el mismo país, precisamente desde el 26 de diciembre de 2019 al 2 de enero de 2020. Diez junioras han participado en esta convivencia, tres de la Provincia San Luis; Hna Noelia Ledezma, Hna Leonarda Lima, la Hna Leonarda Poma (Bolivia) y la Hna Sheron Miranda (Uruguay); y ocho de la Provincia Nuestra Señora Aparecida: hna Uilma Santos,hna Viviane Aparecida, Hna Crislaine Belolli, Hna Leiliane Nunes, Hna Maria das Dores; Hna Tamiris Souza (Brasile). Las jóvenes hermanas estaban acompañadas por la Madre Provincial, Hna Matilda Sociu, y por la Maestra de Noviciado, Hna Rosángela Silva.
Estos días de convivencia estuvieron marcados por experiencias fuertes y ricas. Antes que nada destacamos la intensa acogida con verdadero espíritu de familia, que nos ha ayudado al intercambio en la comunión de espíritu y de corazón.
Sentimos fuerte la presencia del Espíritu que nos conducía a momentos de intimidad con Dios y que nos invitaba a contemplar a nuestro Dios encarnado en cada hermano. La diversidad nos ha encantado y hecho percibir la belleza de nuestro carisma, expresada en diversas costumbres, pero en comunión con los mismos valores que nos unen.
Al comienzo de la convivencia nos dedicamos a profundizar el ser “hermanas y condiscípulas en la escuela de Jesús”, manteniendo una formación continua del corazón, afinando nuestro ser a la presencia de Dios para que pueda llevarnos Él mismo donde quiere. En cada encuentro se proponían presentaciones y dinámicas creativas para facilitar el estudio de un tema específico de nuestra espiritualidad, que cada una de nosotras debía profundizar. Este año hemos aprendido de nuestras primeras madres a través del “Magisterio educativo” y Misión de las Enfermeras” según el espíritu de las Hermanas de la Providencia, algunas virtudes presentes: escucha y acogida, ardor apostólico, cuidado y ternura, disponibilidad; humildad, formación del corazón, espíritu de sacrificio, dedicación; orden y limpieza, humildad y encarnación; preparación del paciente para la muerte.
Este estudio nos ha enriquecido muchísimo, especialmente nos ha dado coraje para vivir estas virtudes hoy en nuestra misión. La riqueza del compartir se manifiesta en la experiencia de cada una, en el llamado a la santidad y a la conversión, en el compromiso de aprender lo que el Padre Fundador ha asumido, valores supremos y que como hijas suyas, queremos interiorizar siempre un poco más en nuestro actuar y en nuestros corazones.
Para nosotras, ha sido muy importante la “tarde de misión” en Villa Potosa, una región montañosa cerca de Cochabamba, allí fue posible contemplar la belleza de la diversidad cultural y de sus desafíos, y esto nos ha ayudado a darnos cuenta cuánto es importante nuestro carisma para la misión. Los encuentros vividos han reanimado en nosotros el deseo misionero, o sea, ser una presencia encarnada en la vida de nuestros hermanos pobres de bienes materiales, pero sobre todo, privados del Evangelio.
Con el corazón destrozado, hemos encontrado estos hermanos nuestros, que nos han acogido como si hubiera sido el Señor mismo que fue a visitarlos. Hemos compartido la Palabra de Dios y las oraciones que dan fuerza a la vida cristiana, en particular el compartir la vida de los familiares que nos han hecho conocer la realidad de la vida que viven. Esta misión ha sensibilizado el corazón de cada una de nosotras, confirmando en cierto modo la necesidad de estar siempre insertas en medio al pueblo sediento de Dios, amándolo y sirviéndolo como nos ha enseñado el P. Luis. Esta experiencia ha marcado profundamente la convivencia, porque ha sido un fuerte momento de espiritualidad y de oración, donde el Señor nos ha hecho saborear su presencia y también nos ha permitido tocarla con nuestras propias manos en la vida de estos hermanos.
Los momentos de compartir, de oración, de fraternidad, de misión, de estudio, de reflexión y de distracción han sido un fortalecimiento espiritual y humano de nuestra vida de consagración y de experiencia de interculturalidad entre nosotras, hermanas de la Providencia.
Agradecemos a Dios y a la Familia Religiosa por habernos concedido la gracia de vivir este momento de gran alegría y crecimiento, que nos han puesto en las condiciones de fortalecer los vínculos fraternos y el ardor misionero.
Sentimos que nos hemos enriquecido mutuamente y que hemos tenido la posibilidad de acoger al Señor que se ha encarnado en cada una de nuestras realidades. Le pedimos que nos conceda la gracia de la unidad y de la comunión, para que entre nosotras pueda ser siempre ese puente que nos une y nos hace un único cuerpo.
Expresamos nuestra inmensa gratitud por cuanto nos ha sido dado.


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