Nace una nueva Provincia

Nace una nueva Provincia
 La fecha elegida para la puesta en marcha oficial de la nueva Provincia de Europa no podría ser mejor: el 1° de febrero que recuerda los humildes inicios de nuestra Familia Religiosa, en el lejano 1837, y que nos lleva al corazón de la generosidad de las primeras nueve hermanas que han elegido servir a Jesucristo en la persona de las niñas necesitadas de la Casa de las Derelictas de Údine.
Las 12 comunidades de la Provincia de Italia y las 3 comunidades de la Delegación de Rumania y República Moldova, desde hoy están unificadas en una única Provincia, llamada “Familia de Nazaret” que cuenta con la riqueza de 108 hermanas.
Las hermanas llamadas al gobierno y animación de la nueva Provincia por el trienio 2020-2023 son:
Hna Domitilla Nosella: superiora Provincial
Hna Betty Slawik: Vicaria Provincial
Hna Adalberta Osquino, Hna Amalia Faraone, Hna Mónica Bogdanel, consejeras
A Jesús, María y José, que han formado aquí en la tierra, una familia rica de amor y de santidad, confiamos los pasos de esta nueva realidad que deseamos, que sea bella y santa como la Familia de Nazaret.

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Fascinada con la belleza de Cristo

Fascinada con la belleza de Cristo
Durante la Santa Misa celebrada en Iasi, Rumania, en la capilla de la sede de la Delegación “Sagrada Familia”, el sábado 11 de enero de 2020, la novicia Tereza Barlescu hizo su primera profesión religiosa. Es motivo de alegría para la Delegación, gozo mezclado con gratitud hacia el Dueño de la mies por el “Sí” generoso, que se hizo don para la Familia religiosa y para la Iglesia.

Pedimos para la Hna Tereza el don de la fidelidad al Esposo y le pedimos para que otras jóvenes fascinadas por la belleza de Cristo, tengan el coraje de escuchar su voz y de seguirlo.

He aquí la experiencia de la “Esposa”:
En este momento puedo expresar mi gratitud hacia Dios que puede realizar, con mi pequeñez, lo que desea; gratitud hacia la Familia Religiosa que me ha acogido en su seno como hija y ha acompañado mis pasos durante el tiempo de la formación, guiándome con paciencia y amor hacia Jesús y el conocimiento de la Congregación.
Las palabras no son suficientes para describir este momento, pero puedo testimoniar un gran gozo, la paz y la serenidad con las que el Señor me ha acompañado en estos momentos llenos de emociones, pero también de miedos frente a la grandeza a la que me ha llamado.
Consciente de mi fragilidad y pequeñez, pongo toda mi confianza en Él, que siempre transforma lo imposible humano en Su posible.
Recordando que no nos consagramos para huir del mundo, ni para tener una vida cómoda y tranquila, sino para entregarnos a los hermanos, para llevar un rayo de luz a través de nuestra presencia que no es sencillamente nuestra, sino de Dios y de la Iglesia, y todo lo que ofrecemos al Señor es un regalo Suyo, elevo con confianza esta oración:
“Dios que ha suscitado en ti la voluntad y ha iniciado en ti esta obra buena, la lleve a cumplimiento hasta el día de Cristo Señor y te conceda la gracia de permanecerle fiel y llena de ardor
(del rito de la profesión).


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